Cuando se termina una etapa en tu vida, se cierra una puerta. En un primer momento sólo te salen palabras de agradecimiento. Luego, llegas a un punto en el que miras hacia atrás y recuerdas los mil y unos momentos vividos en esa época. No todo es tan bonito como parece, suelen haber conflictos por en medio, momentos de tener que callarte o de no expresar lo que realmente sientes por el miedo al ‘que dirán’, momentos de tensión…
Evidentemente la parte positiva está ahí, y predomina más que la negativa. Esos recuerdos que perdurarán y que siempre tendrán un lugar privilegiado en nuestra memoria.
Luego es cuando vuelves a las inseguridades… y al ahora qué. En este momento no soy consciente que se ha acabado, no me entra en la cabeza que ahora me toca dejar atrás muchas cosas y enfrentarme de verdad al futuro. No sé si de verdad estoy preparada, el miedo me frena a seguir hacia adelante.
Ya no es el mirar hacia adelante, es querer guardar en un rinconcito sentimientos como vivir cada instante como si fuese único e irrepetible, sin miedo a lo que tenga que venir. Quiero volver a vivir esos momentos en los que sólo pensaba en ser feliz y vivir el momento. Por desgracia, no puedo evitarlo. Tengo miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario